El segundo día del certamen del Festival Internacional de Cine de Viña del Mar, en el Cine Arte de la misma localidad, se exhibió el docu-reportaje “Utopía y Barbarie” del realizador brasileño Silvio Tendler.
Como un recorrido histórico del tiempo y de las revoluciones, de las hegemonías y las contra-hegemonías, surge al alero de lo representacional, la figura del hombre y del nuevo sujeto “popular”. En sus entrañas de cambios y transformaciones que se generaron producto de la Revolución Cubana de 1959, el mundo entero focalizó sus intereses liberales en un proyecto metodológico con quiebres estructurales y con mentalidades abiertas a las nuevas directrices políticas y sociales.
El director, en base a este precepto de los aires combativos y en la búsqueda de ciertos paradigmas que definan la identidad cultural, hace un recorrido argumental- histórico y audiovisual, con el propósito de desencadenar ciertas pautas de representación del imaginario colectivo, donde conlleva un cáliz ideológico entre historia, política, memoria y por cierto, algunos rasgos de sobredimensionar el rescate de las imágenes con los recuerdos de un pasado vivo y presente.
Tanto películas de ficción como documentales, llevan a cabo este recorrido histórico y visual, donde el poder de las imágenes condecoran una visualización entre pasado y memoria reciente, sobre exigiendo así, una transposición de lo real con lo suprarreal generando un cánon de representación social entre lo que Marc Ferro llama “La batalla de las imágenes” y la “paz” de la memoria histórica.
Algo similar a lo que hace Jean Luc-Godard, Silvio Tendler utiliza ciertas imágenes audiovisuales de películas connotadas para la interpretación del mundo real. Entre ellas se encuentran: La Batalla de Argel, Venceremos (Chile), Pablo Neruda, la huelga, Arde París, por mencionar algunas.
Es necesario tener en cuenta que las utopías de un sueño Latinoamericano gestado en la década de los 60s, llevó a cabo un proceso de revueltas y revoluciones en el Continente que comenzaron a expandirse de una manera tal, que las presiones ejercidas por el Imperialismo – concepto que sólo puede entenderse conforme la década y la contingencia- fueron llevadas a cabo de una manera tan brutal que las contrarrevoluciones, para detener el “avance marxista”, no tuvieron cabida ni siquiera para llamarlas inhumanas.
El director más que insidioso- según algún críticos han señalado el film como ideológico y `propagandístico- es presuntuoso a nivel de desentrañar los tiempos en la historia, y llevarlos a cabo mediante un proceso de denuncia y a la vez de compromiso (tópicos que se encadenan bajo la esfera política y social de los documentales en Latinoamericano en los 60-70)para menoscabar la fatídica transposición de los fotogramas genéricos del mundo real y ficcional: “el cine es la antítesis y el contraanálisis de una sociedad en crisis”
Mediante entrevistas y recursos que guían la coherencia narrativa audiovisual, en el género documental de este cineasta brasileño, la emotividad aparece representada como un factor determinante y condicionante que dirigen al espectador a una sensibilidad similar a lo que proponía Einsenstein en la primera década del siglo XX, con su teorización del montaje de atracciones en la Unión República Socialista en 1917.
Eduardo Galeano, Solanas, Getino, periodistas, ensayistas, historiadores, cineastas, fueron la tónica perfecta para fundamentar y categorizar el proceso revolucionario que se llevó a cabo en los 60 como una bisagra histórica y fundamentada en el continente Latinoamericano.
Sin duda que los golpes militares en Brasil, Argentina Uruguay y Chile por mencionar algunos, tropezaron con la piedra del ”canibalismo histórico” ( creo que no es muy coloquial ni sobreexagerar su postura e insidencia retórica en el conflicto) y de la conjetura social de la contrarrevolución.
En síntesis, Silvio Tendler utiliza la década de los 60 como el decenio del oro para enfocar las revoluciones, cambios y transformaciones sociales de génesis del llamado “hombre nuevo”. La Revolución Cubana, la primavera de Praga, Mayo del 68, la matanza de los estudiantes en México, la revolución cultural de Mao, la Unidad Popular de Allende, el proceso revolucionario de Brasil, etc. Todas ellas contrastadas visual y testimonialmente con lo que pasaría en los 70 y 80, y que llevaría a cabo “el fin de las ideologías” y de los dogmatismos eclécticos de la llamada Guerra Fría entre el capitalismo y socialismo.
Un documental que tiene rasgos de reportaje, y que dirige el paralelismo social e histórico entre la utopía (época de sueños, de esperanzas, de vivencias y de enchivo alegórico) y la barbarie (frustración, desesperanza, tristeza, miseria torturas, muertes y desolaciones) como ejes retóricos de una realidad derrumbada, manipulada, y que hoy surge como los atisbos sensitivos de la memoria por no olvidar lo vivido, y condenar a los jueces del pasado:
“La historia vive entre el ayer y el hoy. Y en los sueños encarna la realidad una semilla de encanto y una semilla de utopía. Debemos cultivarla con nuestra memoria y con nuestra historia que está en constante construcción” Eduardo Galeano.
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